Cuando el líder se rodea mal, el caos es inevitable

No basta con tener buenas intenciones. Si te rodeas de malas voces, tomarás malas decisiones. Y pagarás el precio.

 

La trampa de los asesores equivocados

He visto líderes con potencial arruinar sus procesos por una sola razón: se rodearon mal.

No por maldad, ni por incompetencia necesariamente. A veces por confianza ciega. Otras, por comodidad. Pero casi siempre, por falta de visión.

Esos “asesores” —que en realidad no asesoran, sino manipulan— comienzan sus frases con:

👉 “Lo mejor es que…”

👉 “Todos están en contra tuyo, así que deberías…”

👉 “Déjalo en nuestras manos, nosotros sabemos cómo hacerlo…”

Y cuando el líder cae en esa red de susurros interesados y apasionamientos mal infundados, las decisiones empiezan a desviarse del propósito real.

Ya no se lidera con visión.

Ya no se actúa con estrategia.

Se responde a intereses. Se improvisa. Se reacciona.

Y todo comienza a caerse.

 

Cuando el líder no ve el problema porque está rodeado de él

He acompañado procesos en organizaciones donde los líderes no eran malos… pero estaban mal asesorados.

Y eso los llevó directo al caos.

Decisiones que debían tomarse en días se postergaban por semanas.

Conflictos que requerían diálogo se convertían en guerras de bandos.

Proyectos brillantes se empantanaban en la burocracia.

¿Por qué?

Porque la estructura que rodeaba al líder ya no estaba al servicio del bien común, sino de intereses personales, egos, y redes de poder.

Y lo más doloroso: cuando el equipo que debería ayudarte no solo no ayuda, sino que además te hunde.

👉 Porque no entrega lo necesario.

👉 Porque actúa con pasividad o conveniencia.

👉 Porque espera que el líder “resuelva todo” mientras ellos se lavan las manos.

Cuando eso ocurre, ya no hay liderazgo. Solo hay resistencia. Y el equipo se convierte en carga, no en motor.

 

Rodéate bien o no esperes llegar lejos

Un líder que se aísla en su burbuja de asesores mediocres, tarde o temprano, se queda solo en medio del caos.

Por eso, si quieres sostener un liderazgo fuerte, coherente y efectivo, necesitas aplicar tres principios:

 

1️⃣ Rodéate de personas que te reten, no que te aplaudan todo

El buen asesor no es el que te dice lo que quieres oír, sino el que te dice lo que necesitas oír, aunque duela.

✅ Busca aliados estratégicos, no aduladores.

✅ Construye equipos con criterio propio.

✅ Agradece al que te dice “esto puede salir mal” con argumentos, no con miedo.

 

2️⃣ Elimina la burocracia antes de que mate la innovación

Un proceso que necesita cinco firmas para una decisión operativa es un proceso muerto.

✅ Revisa constantemente tus cuellos de botella.

✅ Empodera a tus equipos con autoridad real.

✅ No uses “el procedimiento” como excusa para no actuar.

 

3️⃣ No permitas que la política contamine el propósito

Cuando las decisiones se toman por alianzas, cálculos o miedos, ya no estás liderando. Estás sobreviviendo.

✅ Sé claro con tus valores y tu visión.

✅ No aceptes pactos que comprometan tu integridad.

✅ A veces es mejor avanzar lento pero limpio, que rápido y corrompido.

 

Conclusión: El liderazgo no se sostiene con palmaditas en la espalda, sino con criterio, verdad y visión compartida

Un líder fuerte no es el que grita más fuerte, ni el que tiene más aliados, ni el que se rodea de más aduladores.

Es el que sabe rodearse de personas con visión, con ética, con capacidad.

Porque si te rodeas de mediocres, el resultado será mediocre.

Y si te rodeas de apasionados sin propósito, solo conseguirás caos.

Un líder no necesita ser infalible.

Pero sí necesita tener el valor de mirar a su alrededor y decir:

🧭 “¿Estoy rodeado de personas que me ayudan a crecer… o de personas que me están hundiendo poco a poco?”

 

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Porque liderar no es una posición. Es una decisión.

5 de mayo: Día de la CERO DISCRIMINACIÓN

Con cariño,

Carlos S. Olmedo C.